¿Alegría?

De entre todas las emociones básicas, la alegría es la más anhelada, la que percibimos como “la más agradable” y es que ¿a quién no le gusta sentirse alegre? 

Esta emoción aparece cuando logramos algo que deseamos y tiene varias funciones: 

Función psicológica

A nivel psicológico, esta emoción genera sensación de seguridad y bienestar lo que nos lleva a reforzar positivamente esos comportamiento o acciones que nos han generado alegría. Además, la alegría permite que nos mostremos más receptivos a nuevas ideas o puntos de vista. Seguramente te habrás dado cuenta de que cuando tu estado de ánimo es alegre, aumentan las probabilidades de abrir tu mente y aceptar otras opciones, lo que nos permite avanzar.

Función fisiológica

A nivel fisiológico, la alegría aumenta los niveles de inmunoglobulina; proteína que refuerza nuestro sistema inmunológico. Asimismo, también ayuda a atenuar la respuesta de estrés, disminuyendo los niveles de cortisol y de adrenalina en sangre.

Función biológica / evolutiva

A nivel evolutivo, la alegría tiene una función de afiliación y reproducción. Cuando nos sentimos alegres somos más propensos a socializar y somos percibidos como atractivos, lo que aumenta la probabilidad de reproducir la especie. 

Pero… ¿Qué pasa si no la siento? 

Muchos de mis pacientes me han confesado tener dificultades para conectar con esta emoción. Por lo general, desconectarnos de las emociones tiene como función protegernos de los estados de ánimo desagradables, lo que quiere decir que no sentiremos el dolor y el sufrimiento, pero tampoco el placer y la alegría. De manera que, la única forma de sentir alegría es estar dispuesto a aceptar todas las emociones, tanto las “agradables” como las “desagradables”.

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